Juanelo

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miércoles, septiembre 27, 2006

A veces las ansias de sobresalir o dejar una marka nos llevan a hacer cosas de las cuales nos podemos arrepentir o no?...

Paranoia.


El quería sobresalir, quería hacer algo importante, no quería morir como un don nadie, quería que su nombre o al menos su recuerdo perdurara para siempre...
Aquella era una mañana tranquila, como cualquiera, nadie hubiese podido notar nada anormal en él, a excepción de sus latidos del corazón ya que estaban mas acelerados que de costumbre, llegó a la universidad cumpliendo con la misma rutina que todos los días, atravesando las mismas puertas que lo vieron entrar tantas mañanas y tardes, pisó el mismo suelo que todos los días con su mismo paso inseguro, iba vestido con su misma ropa de siempre, tenia esa misma mirada soñadora que a veces se perdía en la nada sin que nadie la pudiera encontrar, pero ahora tenía un brillo diferente, casi macabro, malicioso al igual que su sonrisa que no trataba de disimular, saludó a la gente como de costumbre, a algunos con mas entusiasmo que a otros, casi como despidiéndose de ellos, pero nadie lo notó, a lo mejor, de haber sido otra persona lo hubieran notado pero... , ya nadie tomaba en cuenta sus extrañas actitudes, a excepción de una persona que desgraciadamente el mismo se había empeñado en alejar de su vida en el pasado, asistió a sus clases, conversó con gente, hizo todo lo que hubiera echo en un día normal, hasta que en momento de relajo entre clases se decidió a actuar, estaba sentado junto a sus compañeros en un circulo sobre los pastos de la universidad, él había estado callado toda esa mañana pero era una actitud normal en él, así que a nadie le extrañó su silencio, primero pensó en asustarlos solamente, pero luego se dio cuenta que tenía que hacerlo ya, no podía volver atrás...
Saco el arma de su mochila ante las miradas de sorpresa, asombro, incredulidad, e incluso miedo de los que le rodeaban y que se habían fijado en él nuevamente, antes de apretar el gatillo les dijo; “quieren ver una escena realmente patética?” y se disparó.
Su cuerpo calló ante las miradas atónitas de sus amigos y de la gente que había mirado al sentir el ruido, algunas mujeres comenzaron a gritar, otras a llorar, sus amigos corrieron a socorrerlo, otros quedaron atónitos sin poder moverse ni saber que hacer, su sangre manchaba el pasto brotando de su cabeza sin parar, sus sesos estaban desparramados a dos metros de su cuerpo, su alma a tres y su espíritu se había perdido en las profundidades del infierno para siempre...


Fin?
David Grunge

Dago.

miércoles, septiembre 13, 2006

A ti, estes donde estes...

Con el viento llegaste y con el te fuiste ( Recuerdos)

A la musa que algún día ilumino mi vida...

Caminaba por un prado lleno de fantasmas de vidas pasadas, bajo las sombras de árboles milenarios testigos de muchas historias increíbles, cuando al voltearme una luz me segó. Trate de mirar hacia el resplandor, que era de una blancura y pureza insoportable, y lo único que alcancé a percibir fue una figura femenina...
Traté de mirarla nuevamente pero tuve que apartar mi vista, ya que su pureza era tan grande que me hacia avergonzar, ella dio dos pasos hacia mi, si es que realmente tocaba el piso, con una gracia y delicadeza etérea, como si el viento girara a su alrededor y la moviera suavemente, se acercó a mi y tomó mi cara entre sus manos, levantó mi rostro y su contacto fue tan cálido y suave que me sentí flotando en medio de un remolino que me protegía, la miré nuevamente, y vi unos ojos tan bellos como el cielo, unos ojos que decían mucho mas que cualquier palabra, cerré los míos para tratar de atrapar esa visión, pero mi limitada mente no podía imaginar tanta belleza pureza y perfección, por un momento tuve miedo, miedo de que al abrir mis ojos y volver a mirar, esa visión hubiera desaparecido, pero la corriente de aire cálido que me rodeaba casi acariciándome y la suavidad del contacto de sus manos en mi rostro, me decían que seguía ahí, viéndome, sonriéndome...
Me atreví a mirarla nuevamente y vi los rayos de sol que se filtraban entre sus cabellos, me sonrió nuevamente y tomé su mano, me acerque a ella y sin pensarlo la besé suavemente en sus labios, ella se sonrojó y por un momento la brisa fue mas fuerte, nuevamente me sentí avergonzado y traté de huir, pero su mano me detuvo, sonrió, me miró y me besó...
Nuestros labios se fundieron unos segundos, un suave beso, cálido y apasionado, que me hizo sentir que el viento a mi alrededor corría mas fuerte y se arremolinaba a mis pies haciéndome subir cada vez mas alto, pero no tuve miedo, ya que a su lado estaba seguro...
Caminamos en silencio, contándonos nuestros secretos con miradas y sonrisas, de vez en cuando hablábamos y en ese momento la gente nos notaba, el resto del tiempo pasábamos entre ellos como fantasmas riéndonos en sus caras...
Así paso ese día y llegó el momento en el cual no había pensado pero sabía que vendría, nos sentamos, nos miramos y besamos largamente, no hubo lágrimas, pero nuestras miradas nos decían todo, y así fue, tal como llego se fue, con el último brillo del ocaso, envuelta en corrientes que hacían ondear sus cabellos, su brisa me acaricio el rostro por última vez al pasar y se alejo junto a ella...
Esa fue mi historia, mi vida en un día, renacer, felicidad y tristeza en un día, a veces pienso en ella y miro el cielo invocando su rostro sin nombre, es entonces cuando el viento comienza a soplar y yo dejo abierta mi ventana, ya que se que siempre traerá algún beso o alguna de sus caricias...

Dago Grunge Still surviving…2005

jueves, septiembre 07, 2006

Despues de mucho tiempo he vuelto al ruedo, no se por cuanto ojala k esta vez dure, ya ni se k habia subido y k no, ojala este sea nuevo, bueno k lo disfruten es un poko largo pero me gusta es uno de los primeros cuentos k escribi, saludos y gracias a todos por sus mensajes
suerte adeUC

Figuras en el mar.


Todo comenzó una noche como cualquier otra, ya eran casi las tres de la madrugada cuando comencé a fumar mi último tabaco del día en la pipa de mi padre, ya no quedaba ron el la botella, pero aún la sostenía en mi mano, el cielo estaba alumbrado por miles de estrellas y una luna llena que brillaba con tal potencia, que bañaba de amarillo y dorado el mar.
Estaba totalmente hechizado por el sonido de las olas estrellándose en la orilla y el viento en mi cara aceleraba el efecto del ron en mi cerebro, me disponía a volver a casa cuando vi una silueta tendida en la playa con sus piernas sumergidas en el agua, pensé que esa visión era producto del alcohol y frote mis ojos para despertar y poder ver mejor, pero seguía viendo lo mismo, me levanté para acercarme hasta él o ella y perdí el equilibrio a causa de las copas de más y rodé por las rocas en que estaba sentado hasta caer en la arena, el golpe fue fuerte, pero me levanté inmediatamente para poder contemplar esa extraña figura que yacía tirada en la playa, pero fue grande mi sorpresa al ver que esa figura no estaba, no supe cuanto tiempo había estado tirado en la arena, lo que para mí había sido un segundo, fue unas cuantas horas de inconciencia, ya que al mirar nuevamente la luna que antes estaba sobre mí, ahora solo la podía ver perdiéndose en la inmensidad del mar.
Llegué a mi casa a eso de las seis y no podía alejar de mi cabeza esa extraña silueta recostada en la playa, producto del alcohol, mi imaginación o totalmente real, seguía ahí, una creatura creada por Dios al igual que yo, lo extraño era que sin poder asegurar que era una mujer, algo dentro de mí me indicaba que así era, decidí irme a descansar, ya que me esperaba una larga jornada de trabajo, no sin antes invocar a la supuesta mujer de la playa en mis sueños, así fue como comenzó todo.
Al terminar mi día de trabajo me dirigí nuevamente a la playa con la esperanza de encontrar a la musa que había inspirado mis sueños, ¡casi caí de emoción al ver que ahí estaba!, pero no me atreví a acercarme mas a ella, tenia incluso un poco de miedo, así que me conforme solo con mirarla de lejos hasta que el sueño me venció...
Desperté con el ruido del aleteo y el griterío de las gaviotas, mi mano estaban congeladas y al ponerme de píe, me di cuenta que el resto de mi cuerpo y mis huesos también, la mañana estaba nublada y el frío calaba los huesos, así y todo tuve que ir a trabajar.
Pasaron semanas con la misma rutina, ella acostada allá, lejos en la playa, (ya no tenía duda de que era real y que debía ser una mujer), y yo acá sentado en la misma roca donde escribo ahora este relato, a mas de cien metros de ella, hasta que una noche me decidí, ya no podía esperar ni aguantar más, tenía que salir de esa incertidumbre, era ahora o nunca, esa noche estaba totalmente sobrio, y solo respiré hondo y partí, nuevamente la luna estaba totalmente llena y clara sobre mí, llenando de plateado y dorado la vista, al acercarme a ella mi corazón comenzó a latir cada vez mas aprisa, me detuve un momento para tomar aire y encender la pipa pero sin quitarle la vista de encima por temor a que desapareciera, seguí caminando cada vez mas rápido, mi corazón ya no cabía en mi pecho y en cualquier momento saltaría por mi boca, el sudor cubría mi cuerpo, mi cabeza estaba a punto de estallar, parecía que toda la sangre de mi cuerpo era bombeada hasta ella, mis ojos me ardía, mi vista se nublaba, mi cara debía estar roja al igual que todo mi cuerpo, un enorme calor brotaba de mi bajo vientre si saber porqué, inundando todo mi cuerpo a pesar del frío reinante, seguía caminando, una bocanada grande de aire y otra de humo, ese era mi ritmo, a medida que me acercaba a ella comencé a sentir un aroma muy fuerte, un olor parecido a algas, pescado fresco, a mar, que me hizo recordar la caleta, mi trabajo, mi primera novia, a la cual poseí en medio de pescados frescos, en la bodega de mi barco, comencé a sentir como se endurecía mi entrepierna y se tensaba mi pantalón a medida que el olor era mas fuerte, de pronto algo me detuvo, ¿qué le iba a decir?, ¿qué diablos le diría cuando la tuviera en frente?, estaba a punto de dar media vuelta y regresar por donde había venido cuando ella me miró y me sonrió, al mirar su belleza sentí que mis piernas se derretían y me dejé caer en la arena, ella volvió a sonreír y me invitó a acercarme con un gesto de su mano, al cual yo respondí arrastrándome por la arena hasta donde ella estaba ya que no me sentía con fuerzas para poder ponerme nuevamente de píe, me senté a su lado y la contemple por un largo rato, hasta que ella rompió mi silencio con una pregunta:
- ¿Por qué has tardado tanto en acercarte a mí?, yo he estado acá todas las noches esperando por ti y tu solo mirabas desde lejos -
Quedé absorto, totalmente sorprendido, nunca pensé que ella supiera de mi presencia todas esas noches. Cuando traté de articular algún tipo de respuesta ella me detuvo poniendo dos de sus dedos en mi boca:
- Ya hemos perdido demasiado tiempo, me dijo, te necesito, necesito tu calor antes que sea demasiado tarde -
Antes de que pudiera entender algo de lo que decía, comenzó a desabotonar mi camisa...
Ella llevaba un vestido blanco semi-transparente, y a juzgar por como se marcaba su cuerpo en el, no traía nada debajo. Cuando estuve completamente desnudo, ella comenzó a besar mi cuerpo que al sentir el contacto de sus labios se lleno de todo tipo de escalofríos, yo aún no entendía nada, pero no podía perder esta oportunidad, traté de quitar el vestido de sus hombros y ella se acercó lentamente, me abrazó y al oído me dijo:
- Anda, no tengas miedo, esta noche seré tuya -
Sus pechos quedaron frente a mi, eran grandes y hermosos, perfectos, el resplandor de la luna les daba un tono dorado, casi blancuzco, al tocarlos sentí la frialdad de su cuerpo pero al mismo tiempo un calor inundó el mío y quemó mis manos. Cuando traté de quitarle el vestido por completo ella me detuvo, se abalanzó hacia mí llenando mi cuerpo de besos y caricias como nunca antes lo habían echo, se subió sobre mí y me pidió que la tomara, nunca quiso quitarse completamente el vestido, aunque yo se lo había pedido, pero a esas alturas ya que importaba...
Esa noche hicimos el amor, fue algo genial, perfecto, indescriptible, subir y bajar del cielo cuantas veces deseara, ver como sus pechos danzaban al ritmo de mi cuerpo... y me perdí, desaparecí entre besos y caricias hasta que no supe mas del mundo real...
Desperté tirado en la orilla del mar, totalmente vestido, lo único que podía pensar era que todo había sido un grandioso sueño, pero su aroma estaba impregnado en mi ropa y su vestido estaba junto a mí, ese día no fui a trabajar, no me sentía con ánimos de ir a la caleta, lo único que cabía en mi mente era su figura. Seguí yendo a la playa todas las noches, pero mis esfuerzos eran en vano, nunca volvería a verla, sentía deseos de pararme en medio del mar y gritar su nombre, pero ni siquiera lo sabía, así pasaron meses y perdí todas las esperanzas de volver a verla, de tanto pensar en ella recordé una historia que me había contado mi abuelo, era acerca de una mujer en la playa, que él se había enamorado y que nunca la había vuelto a ver, pero no recordaba mas, sabía que había olvidado algo importante pero no podía precisar que, con esta y muchas ideas en la cabeza, seguí sentándome todas las noches en la misma piedra, bebiendo ron y fumando pipa, invocándola con mi pensamiento, pero sin obtener respuesta.
Una mañana en la caleta sentí un gran alboroto, ya hacían casi seis meses de mi extraño encuentro, gente corría, otros gritaban y reían, algunos lloraban, la curiosidad me sacó de la cama y fui a ver que era lo que pasaba, pero cuando me dirigía hacia allá un mal presentimiento cruzó como un rayo por mi cabeza, ya estaba cerca y comenzaba a entender lo que la gente hablaba, un sentimiento extraño me impulsó a correr, veía algo entre las redes de un barco, toda la gente que ahí estaba decía palabras de asombro o solamente se limitaba a gritar, hasta que alguien mencionó sirena, mi cuerpo tambaleó, mis oídos zumbaron, mi corazón se aceleró y mi abuelo se me vino a la cabeza, esa era la historia, cada cierto tiempo las sirenas vienen a la tierra a ser fecundadas por un marino para así preservar su especie, ya que en ella no existen machos, al menos eso era lo que mi abuelo decía que le había sucedido a él, pero era un borracho, no podía estar diciendo la verdad, todo era producto de su imaginación, pero yo nunca pude ver sus piernas, no, no podía ser, era imposible, a menos que... , comencé a correr más y más aprisa, sentía las voces cada vez mas fuertes pero no las entendía, vi a alguien que enterraba un cuchillo en su cuerpo, ya no había duda, mi abuelo decía la verdad, corrí, alguien gritó, todo se llenó de gritos y murmullos de sorpresa y terror, fue tarde cuando por fin pude abrirme paso entre la gente y llegar hasta donde ella estaba y ver su cuerpo azulino y plateado con sus grandes pechos y su cola doblada hacia un lado, abierta de pies o cola si se pudiera decir a cabeza como un gran pescado yacía mi amor tirada en el muelle, pero lo que me impactó mas que su cuerpo he hizo estallar mis lágrimas, fue ver a mi hija en su vientre, reposando junto a ella en un viaje sin retorno...


Fin.