Juanelo

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miércoles, agosto 24, 2011

Este cuento es bastante antiguo, y lo escribí con una persona que aún es muy especial y que me autorizó a subirlo, lo iré subiendo por partes por que es uno de los mas largos que he escrito, saludos y espero que les guste

La última noche

Caminaba sin rumbo mirando mis zapatos, hacia mucho frío y una espesa niebla cubría las calles de Londres, había llegado a Inglaterra hacia tres meses con la esperanza de que mi búsqueda terminara en este país, ya estaba perdiendo las esperanzas cuando la vi, levante mi cabeza para encender un cigarrillo y mirar como el humo se iba mezclando con la niebla, cuando sentí su mirada sobre mí. Estaba de pie bajo un farol, vestía un largo abrigo negro que dejaba entrever sus largas piernas cubiertas por unas botas de cuero del mismo color, al notar que la había visto comenzó lentamente a y acercarse a mí, al principio tuve miedo, ya que no estaba seguro si ella era la mujer a la que había estado buscando, quizás solo era una prostituta buscando algún cliente, o peor aún, una ladrona que me distraería mientras sus amigos se acercaban y me asaltaban, quizás hasta me mataban, traté de alejar todos esos pensamientos de mi cabeza y esperé a que estuviera lo suficientemente cerca de mí para ver su rostro.

Esta parecía ser otra aburrida noche, llevaba mas de una hora esperando en la misma esquina de siempre pero nada sucedía, quizás era el frío, la niebla, o el miedo a las supersticiones de las noches londinenses, cual fuera la razón las calles estaban totalmente vacías, ya solo me quedaba un cigarro y el encendedor se negaba a prender, levante por última vez mi cabeza ya sin esperanzas, si no mas bien por un movimiento inconsciente cuando lo vi, caminaba lentamente con su cabeza gacha, pero no parecía borracho, tampoco se veía como un vagabundo, su forma de caminar y lo dubitativo de sus pasos me indicó que era un extranjero, sonreí y comencé a caminar lentamente, dando pasos largos y lentos obligando a mi abrigo a abrirse un poco, sonreí aunque había algo en la situación que no me gustaba del todo, parecía la imagen perfecta, un extranjero en una noche oscura y con una espesa niebla, era el telón de fondo ideal para mis ambiciones pero había algo que no me gustaba algo que me perturbaba.

Tienes fuego me preguntó, llevándose un cigarro a la boca, le respondí con un movimiento de cabeza y le acerqué mi encendedor encendido, ella posó sus manos sobre las mías y no pude evitar sentir un escalofrío al sentir lo suave y fría de su piel, creo que por un momento incluso temblé, aunque no puedo estar totalmente seguro, la miré a los ojos tratando de disimular la bochornosa situación el la que me encontraba, y me pareció ver un extraño brillo malicioso en ellos, aunque por lo oscuro del lugar no puedo estar seguro.

Posé mi cigarro en la boca lentamente y le pedí fuego, acercó su encendedor hacia mí y note como temblaba al sentir el contacto de mis manos, por un momento yo también sentí algo extraño, una sensación nueva, disfrute de su contacto mientras duró y vi como trataba de disimular su nerviosismo y me miraba a los ojos, traté de ocultar la alegría que sentía en ese momento, todo estaba saliendo perfecto, el había reaccionado inmediatamente a mi contacto, eso me indicaba que esta sería una noche fácil, aspiré lentamente el humo y solté suavemente sus manos, sintiendo como se estremecía su piel a mi contacto y como su sangre comenzaba a bombear cada vez mas aprisa en su corazón, sentí unos enormes deseos de saltar sobre él, pero la situación era muy favorable para echarla perder de esa forma, esta iba a ser una noche perfecta y no lo arruinaría un instinto tan primitivo como el hambre, abrí un poco mi abrigo solo para ver su reacción.

¿Qué haces a esta hora en una noche como esta?, le pregunté tratando de disimular mi nerviosismo, su abrigo se había abierto un poco y podía ver que bajo el vestía un vestido rojo muy escotado, traté de mirar dentro de el sin que ella se diera cuenta, pero aún así lo notó, aunque no pareció importarle del todo, de todas formas sentí como lentamente comenzaba a subir el calor por mis mejillas, y antes de que los colores delataran mi vergüenza bajé mi vista y saqué otro cigarro.

Mi excitación se hacia cada vez mas grande, era tan tierno e inocente era una presa perfecta, había sentido sus ojos en mis pechos y al mirarlo había enrojecido y encendido un cigarro para disimularlo, me hice la desentendida y seguí con la conversación como si nada hubiera pasado, sentía su sangre subiendo por las venas y arterias de su cuerpo, inundando sus mejillas, el calor se hacia cada vez mas fuerte, tenia que acercarme a él rápido y alimentarme, aunque era todo tan perfecto y no quería arruinar la diversión, estaba aburrida en casa y salí a dar un paseo respondí ¿extraña noche no te parece?, ¿cómo te llamas?, le pregunte para mantener la conversación.

Algo me decía que esa mujer no era una prostituta, pero no estaba seguro del porqué estaba ahí, ¿sería una ladrona?, no lo sabía solo podía pensar en lo bello de su cabello y en la suavidad de su piel, un escalofrió comenzó a recorrerme. David , le respondí, no sabia que mas agregar pero sabía que tenia que decir algo, no podía dejarla ir sin antes saber si era la mujer a la que había buscado por tanto tiempo, si vas hacia el centro podríamos seguir caminado juntos, en una noche tan solitaria no me vendría mal un poco de compañía, ¿cómo te llamas?, le pregunte.

Caroline, le respondí, no podía evitar mirar sus bellos ojos, y un escalofrió recorrió mi cuerpo al notar que su corazón latía muy aprisa, mi apetito se hacia cada vez mayor, mi fuerza de voluntad estaba flaqueando, pero quería averiguar mas de aquel hombre, no era un ser ordinario eso estaba claro, pero tampoco tenia nada especial, pero ¿Que era lo que me perturbaba de él?, ¿porqué su perfume embriagaba tanto mis sentido?, necesitaba su sangre para poder seguir viviendo, comencé a mirar su hermoso cuello y una vez mas tuve que resistir mi naturaleza, noto por tu acento que no eres de aquí, ¿qué haces en esta cuidad David?, ¿te gustaría tomar un trago mientras nos conocemos un poco?

Todo esta tomando un curso demasiado extraño, me había invitado un trago, ¿qué era lo que se proponía?, vine aquí por estudios le respondí, crucé el Atlántico para encontrarme con una bella dama una fría noche londinense, ella sonrió, la sonrisa mas maravillosa que hubiese visto antes, pero aún así había algo en ella que me perturba, no lograba descifrar que era, ¿solo una copa? Le pregunté, tratando de coquetearle descaradamente, ella volvió a sonreír, por un segundo pensé en invitarla a la pieza de mi hotel pero algo me detuvo.

Oía sus palabras pero no podía entender lo que me decía, todo mi ser estaba empeñado en resistir los instintos que me empujaban a morder su cuello, mi fuerza de voluntad se hacia cada vez menor, sonreí para no parecer descortés y al ver que en sus ojos apareció una sombra de duda, mi voluntad creció, te parece si vamos a mi departamento, le pregunté, tratando de disimular mi ansiedad.

Este era el momento decisivo, me había invitado a su departamento, pero algo me incito a rechazar el ofrecimiento, quizás solo era la precaución típica por estar en un lugar nuevo, quizás solo era el temor que me causaba su presencia, ¿te parece si vamos a mi hotel?, tienen un muy buen bar ahí, le dije, noté como la desilusión iba apoderándose de sus ojos aunque solo fue un momento, ya que nuevamente un extraño brillo iba floreciendo en ellos, haciendo que se vieran aun mas hermosos de lo que eran, esta bien me respondió, ahí habrá mas de donde elegir, comenzamos a caminar en silencio, trataba de mirarla disimuladamente y de memorizar todos sus movimientos, eran tan sutiles tan puros, casi parecía que flotaba, mi vista se desviaba a cada instante a su escote, y comencé a sonrojarme nuevamente, así que seguí caminando con la vista clavada en el suelo hasta que llegamos a la puerta del hotel, ya habrían más oportunidades de poder mirarla.

Maldita sea, mi primer intento había fracasado, había preferido ir a su hotel en vez de ir a mi departamento, pero no importaba, ya vendría otra oportunidad. Comenzamos a caminar en silencio y notaba como recorría mi cuerpo con sus ojos, pero no importaba, por el momento, solo podía pensar en alguna otra excusa para que estuviéramos solos o para poder sacarlo de ese lugar. Al llegar al hotel el puso su mano en mi espalda y me indicó el camino, nuevamente sentí ese extraño escalofrío recorrer mi cuerpo, ¿qué me estaba sucediendo?, ¿porqué no podía verlo como una víctima mas? Algo extraño me sucedía con él de eso no había duda, de lo contrario lo habría atacado en la calle, necesitaba saber que era y por lo mismo estaba dispuesta a seguir su juego al menos por un rato, entramos al bar y él me pidió el abrigo en una falsa muestra de galantería ya que sabia que solo lo hacía para poder admirar completamente mi escote como lo había echo desde que nos habíamos conocido, le sonreí y se lo entregue, nos sentamos en la barra y esperamos al barman.