Juanelo

Visita El Show de Juanelo

miércoles, octubre 10, 2007

El encuentro. Amor virtual

Estaba nervioso, sentía un vacío en el estomago a causa de la ansiedad, ¿qué pasaría si no le agradaba?, sabía que habíamos pasado muchas noches creando historias y conversando, pero eso siempre había sido a través de una pantalla, y ahora sería diferente, después de casi dos años de romance cibernético nos conoceríamos por primera vez, encendí un cigarro, llevaba mas de dos meses sin fumar, pero la situación lo ameritaba, ¿me reconocería?, ¿la reconocería yo a ella?, miles de preguntas seguían girando en mi cabeza, levante la vista y entre toda la gente que a esa hora colmaba el paseo ahumada la vi, caminaba lentamente como si nada de lo que tenia alrededor importara, se acercaba lentamente hacia mí, todos sus movimientos me parecían exquisitos, estaba totalmente embrujado ante su presencia, ella aún no me había visto pero yo no podía despegar los ojos de ella, cada vez estaba mas cerca, ya todas mis dudas de habían disipado, pensé en ir a su encuentro pero estaba pegado al suelo, ¿como la saludaría?, ¿le daría un abrazo?, ¿un beso de amigo o uno en los labios?, nuevamente me sentí aterrado, mis piernas comenzaron a temblar, nuevamente pensé en huir de ahí cuando me vio.

A partir de ese instante todo fue magia, al ver dentro de sus ojos supe que no tenia nada que temer y que solo debía dejarme llevar por mis sentimientos, todo lo demás sería mágico, como siempre lo había sido entre nosotros, todo a mi alrededor me pareció fuera de lugar, las personas los ruidos, todo era un molesto decorado para tan sublime momento, lentamente mis sentidos fueron agudizándose, percibiéndola solo a ella, todo mi ser estaba enfocado en su figura, nada me importaba, mis oídos fueron cerrándose a cualquier sonido que no fuera el de sus pasos, mi vista no veía nada mas k sus ojos, mi nariz solo olía su perfume, mi piel ardía por sentir el contacto de la suya y mis labios rogaban por el sabor de sus besos, estábamos frente a frente, ella con la sonrisa mas radiante y sincera que jamás había visto, yo con todo mi ser entregado a ella, tomé su mano sin decir nada y ella cerro sus ojos entregándose a una muy tierna invitación, nos besamos tierna y suavemente, ya nada mas importaba, éramos solo dos personas en una calle vacía, solo escuchaba el latido de su corazón y su suave respiración, temía incluso que mi propio corazón se hubiera detenido, aunque no importaba, todo mi ser estaba enfocado en recordar y grabar cada detalle de este momento, lentamente me aleje de ella sin soltar sus manos, nos miramos y sonreímos, comenzamos a caminar en silencio por calles desiertas solo éramos ella y yo, no necesitábamos palabras para demostrarnos lo que sentíamos en ese momento, llegamos al parque forestal y ahí nos detuvimos un momento, nos sentamos en el pasto y nos dimos un largo beso, por fin me atreví a hablarle:

¿Qué quieres hacer le pregunte?

No lo sé, me dijo, tú eres quien conoce esta cuidad.

Sonreí sin saber que decirle, todo era tan hermoso, tan perfecto, un sentimiento de profunda tristeza me invadió de súbito.

¿Qué sucede? Me dijo mirándome a los ojos, tienes una mirada demasiado triste, ¿te encuentras bien?

Mejor que nunca, respondí, y ese es el principal problema, se que mañana volverás a tu cuidad y a tu vida, y esto solo será un bello recuerdo, pero mi alma estará por siempre vacía al llevarte tú todo el amor que tengo por ti, mis labios estarán por siempre áridos al no poder nutrirse con los tuyos, mis oídos ensordecerán al no oír tu voz, mis ojos se negaran a ver por no poder mirarte, y mis manos se negarán a volver a tocar otras que no sean las tuyas.

¿Quieres que me vaya?, creo que es lo mejor que puedo hacer, se puso de pie y comenzó a caminar, pero se detuvo solo a dos pasos, me miró y sonrió:

Sé que nuca podremos estar juntos, al menos no en esta vida, pero no puedo alejarme de ti sin llevarme el olor de tu piel, el sabor de tus besos, el tacto de tus manos y el sonido de tu respiración junto a mi oído.

Extendió sus manos con las palmas hacia arriba, demostrándome que ella estaba tan desarmada como yo, me puse de pié y las tomé entre las mías, nos besamos esta vez con mas intensidad y comenzamos a caminar hacia mi departamento lentamente, sin hablarnos, como si alguna palabra pudiera estropear este momento, como si con cada paso que diéramos fuéramos acumulando un poco mas de placer, era como si quisiéramos hacer de este momento un momento eterno.

Caminábamos sin fijarnos en nada, éramos solo dos amantes sin nada mas alrededor, nadie nos podía ver, nadie nos escuchaba, éramos dos siluetas entre calles desiertas, solo escuchaba sus pasos, el latido de su corazón y su respiración, llegamos al departamento y la invité a entrar, por un momento una sombra de duda nubló su rostro, pero solo fue un segundo, al instante sonrió y su rostro se iluminó de nuevo, estaba radiante, preciosa, su belleza no tenia límites, pensé en poner música pero sabia que solo sería un estorbo, comenzamos a besarnos tiernamente, sabiendo lo que venia, disfrutando cada momento, acumulando el máximo de placer, tocándonos por primera vez, sintiendo nuestros cuerpos, conociendo nuestras formas, lentamente entre besos y risas llegamos a mi cuarto, ella se recostó de espaldas en mi cama mirándome con una expresión de placer y amor que nunca antes había visto en los ojos de una mujer, quizás era por que sabíamos que esta sería la única vez, por eso ambos estábamos dispuestos a no guardarnos nada, estiro sus brazos hacia mí y yo me deje llevar hacia su mundo.

Nos desnudamos lentamente el uno al otro, mirándonos sin vergüenza cada detalle de nuestros cuerpos, nos contemplamos largamente sonriéndonos tocándonos, pero sin hablar, sabíamos que cualquier cosa que nos dijéramos en un momento así podría romper la magia, incluso sonar falso o tan sincero que podía dejar una marca imborrable en nuestros corazones, nos besamos y nos entregamos al mas antiguo placer, besándonos y recorriéndonos con nuestras manos y bocas, sintiendo como nuestros cuerpos se estremecían al contacto de nuestras manos, gimiendo de placer al contacto de nuestro labios, hicimos el amor primero larga y pausadamente, luego de manera mas apasionada, abrazándonos fuertemente pero sin hacernos daño, ella sobre mí, yo sobre ella, solo éramos un cuerpo que se había fusionado al momento de yo entrar en ella, sabía que la amaba pero no podía decirlo ya que el daño seria demasiado grande, cerré mis ojos justo en el momento que el placer llegaba al máximo, todo fue felicidad, nos abrazamos fuertemente y así nos quedamos uno al lado del otro sin decir una palabra recostados rodeados de oscuridad.

Tenidos allí muy cerca el uno del otro, sentíamos como se mezclaban nuestras respiraciones y como se iban alejando cada vez mas, perdiéndose en un trance eterno.

Lentamente abrí mis ojos y al hacerlo comenzó a filtrarse suavemente la luz entre mis párpados, junto con la claridad comenzaron a llegar los sonidos del ambiente, cada vez más y más, sus latidos, su respiración, murmullos, risas, gritos, bocinas, motores, todo un mar de sonidos invadió mis oídos al mismo tiempo que abría por completo mis ojos quedando cegado un instante por la luz que brillaba ante mí, parpadie un par de veces y la miré fijamente y ví que ella también me miraba, sonreí con una sonrisa llena de amor y sinceridad y ella me regalo la más dulce y linda sonrisa que jamás hubiera visto, por un instante todo volvió a detenerse, luego ella bajo la vista y ambos comenzamos a caminar, alejándonos lentamente sin mirar atrás, habiéndonos entregado todo lo que debíamos y deseabamos.
Fin.