ya que el otro estaba repetido aqui dejo este otro escrito, suerte
adeUC
Cita con el destino.
Al amanecer, él despertó con unas enormes ganas de vivir y de encontrar su destino, se levanto de un brinco de su cama y dio gracias a Dios por vivir un día mas, sintió el frío del piso en sus pies descalzos y camino sin prisa al baño.
Esa mañana el cielo estaba cubierto por unas tristes nubes grises que ocultaban el sol, pero eso no impidió que él llevara a cabo su plan, él quería encontrar su destino y no iba a dejar que un par de nubes lo detuvieran. El pensó que la mejor forma de hacerlo era en el mar, la idea se le vino a la cabeza cuando estaba en la ducha y miraba como el agua caía a través de la rendija del desagüe y recordando la letra de una canción de los cadillac “todo va hacia el mar, todo va hacia el mar...” pensó , por que no?, sonrió y dejo que el agua mojara su rostro.
Era cerca del medio día cuando él dejo su casa para acercarse a la orilla del mar, sacó su barca de la orilla y se hizo a la mar, navegó cerca de dos horas antes de que la tormenta llegara, solo Dios sabia lo que le esperaba.
Al navegar él solo pensaba en que seiba a encontrar al terminar su viaje, como no llevaba mapa alguno, solo se dejaba llevar por las corrientes, estaba medio dormido por el lento movimiento de las olas y el crujido de las tablas, cuando un fuerte trueno lo despertó, al mirar vio que un gran diluvio se le venia encima y una gran ola cubrió su bote, ya era muy tarde para regresar.
Despertó rodeado de agua y vio un universo para él desconocido, con peces y colores que jamás hubiese soñado siquiera ver, avanzó lentamente para no ahuyentarlos y se dio cuenta que su cuerpo era muy liviano y un rayo de preocupación paso por su mente, pero un enorme pez que pasó frente a sus ojos le distrajo su atención.
Él siguió bajando lentamente y con un poco de precaución, observando el maravilloso universo que lo rodeaba, las extrañas plantas que danzaban al ritmo de las corrientes, los colores brillantes que desaparecían al acercárseles y lo hermoso que se veían los rayos de sol que penetraban como espadas la superficie del mar, nuevamente la preocupación se le vino a la cabeza y sin saber por que deseó subir y salir de ahí rápidamente, pero cuando la mente comenzaba a aclarársele, vio una enorme ave marina que volaba sobre el mar aleteando lentamente, demostrando que ahí solo había paz y tranquilidad, nadó para alcanzarla y tocarla ya que solo había oído de ellas pero nunca había visto ni menos tocado una manta raya, rió mas alegre que nunca, ya que su piel era suave y fría, se afirmó a ella y comenzó a volar... El ángel del mar lo llevó a conocer las profundidades y los rincones mas recónditos del océano, los mas oscuros y los mas desconocidos, allí vio aquellos monstruos marinos de los cuentos de hadas, paisajes inimaginables, criaturas totalmente desconocidas, pero nuevamente la preocupación empañó sus pensamientos, se acordó que las leyendas decían que la manta era el ave del diablo y cosas por el estilo y rió de su estupidez, pero de pronto su cara palideció, no pudo pensar mas que en una cosa, la más importante, y comprendió el porque de su preocupación, se volvió y trató de nadar, subir, pero ya era muy tarde para pensar en respirar...
Fin.
Al amanecer, él despertó con unas enormes ganas de vivir y de encontrar su destino, se levanto de un brinco de su cama y dio gracias a Dios por vivir un día mas, sintió el frío del piso en sus pies descalzos y camino sin prisa al baño.
Esa mañana el cielo estaba cubierto por unas tristes nubes grises que ocultaban el sol, pero eso no impidió que él llevara a cabo su plan, él quería encontrar su destino y no iba a dejar que un par de nubes lo detuvieran. El pensó que la mejor forma de hacerlo era en el mar, la idea se le vino a la cabeza cuando estaba en la ducha y miraba como el agua caía a través de la rendija del desagüe y recordando la letra de una canción de los cadillac “todo va hacia el mar, todo va hacia el mar...” pensó , por que no?, sonrió y dejo que el agua mojara su rostro.
Era cerca del medio día cuando él dejo su casa para acercarse a la orilla del mar, sacó su barca de la orilla y se hizo a la mar, navegó cerca de dos horas antes de que la tormenta llegara, solo Dios sabia lo que le esperaba.
Al navegar él solo pensaba en que seiba a encontrar al terminar su viaje, como no llevaba mapa alguno, solo se dejaba llevar por las corrientes, estaba medio dormido por el lento movimiento de las olas y el crujido de las tablas, cuando un fuerte trueno lo despertó, al mirar vio que un gran diluvio se le venia encima y una gran ola cubrió su bote, ya era muy tarde para regresar.
Despertó rodeado de agua y vio un universo para él desconocido, con peces y colores que jamás hubiese soñado siquiera ver, avanzó lentamente para no ahuyentarlos y se dio cuenta que su cuerpo era muy liviano y un rayo de preocupación paso por su mente, pero un enorme pez que pasó frente a sus ojos le distrajo su atención.
Él siguió bajando lentamente y con un poco de precaución, observando el maravilloso universo que lo rodeaba, las extrañas plantas que danzaban al ritmo de las corrientes, los colores brillantes que desaparecían al acercárseles y lo hermoso que se veían los rayos de sol que penetraban como espadas la superficie del mar, nuevamente la preocupación se le vino a la cabeza y sin saber por que deseó subir y salir de ahí rápidamente, pero cuando la mente comenzaba a aclarársele, vio una enorme ave marina que volaba sobre el mar aleteando lentamente, demostrando que ahí solo había paz y tranquilidad, nadó para alcanzarla y tocarla ya que solo había oído de ellas pero nunca había visto ni menos tocado una manta raya, rió mas alegre que nunca, ya que su piel era suave y fría, se afirmó a ella y comenzó a volar... El ángel del mar lo llevó a conocer las profundidades y los rincones mas recónditos del océano, los mas oscuros y los mas desconocidos, allí vio aquellos monstruos marinos de los cuentos de hadas, paisajes inimaginables, criaturas totalmente desconocidas, pero nuevamente la preocupación empañó sus pensamientos, se acordó que las leyendas decían que la manta era el ave del diablo y cosas por el estilo y rió de su estupidez, pero de pronto su cara palideció, no pudo pensar mas que en una cosa, la más importante, y comprendió el porque de su preocupación, se volvió y trató de nadar, subir, pero ya era muy tarde para pensar en respirar...
Fin.
Dago®